¡Qué viene el lobo! ¡Qué viene el lobo!
¿Quién no ha escuchado alguna vez este cuento infantil? Su moraleja, como tantas otras, podría encontrarse en nuestro rico refranero: “Tanto va el cántaro a la fuente que al final, se rompe”
Con nuestro sistema de pensiones pasa lo mismo. Nos encontramos casi a diario noticias alarmantes sobre el futuro de nuestras pensiones. En cambio, pasan los años y pasan las crisis y todo parece seguir igual. ¿No?
Es verdad, no todo sigue igual. Ciertos cambios sí que se han producidos: subió la edad de jubilación, se modificaron varias veces la base para su cálculo etc… Pero, a fin de cuentas, los cambios no han sido tan dramáticos como todos esos artículos, tertulias o programas de televisión nos quieren hacer ver. ¿No podrían ser por otro lado todos estos cambios un aviso a navegantes? ¿Qué hay de cierto en todas estas alarmas?
Lo cierto es que sí. Nadie puede asegurar cómo será el futuro a ciencia cierta; pero si algo podemos aprender de lo que ya hemos visto es que el futuro no va a ser como el que hoy por hoy se nos promete.
El sistema de pensiones de la Seguridad Social entró en números rojos durante la pasada crisis y puede alcanzar un déficit record en 2020, a raíz del fuerte desplome de la ocupación derivado de la pandemia del covid. No hay que olvidar que sumando parados y afectados por ERTE, el paro alcanza el 40% de la población activa. Una cifra sin precedentes que se traduce de forma directa en un fuerte desplome de las aportaciones por cotizaciones sociales.
Os invito a que reflexionéis sobre las siguientes cuestiones y que seáis vosotros mismos lo que concluyáis al respecto:
- ¿Es posible subir mucho más la edad máxima de jubilación?
- ¿Es posible aumentar más los años base para el cálculo de la pensión?
- ¿Está España en disposición de aumentar fuertemente su natalidad?
- ¿En qué franja de edad se encuentra hoy por hoy el grueso de la población?
- ¿Puede España crecer un 3,4 o 5% anualmente de forma sostenible en el tiempo?
Si tus respuestas a estas preguntas no están perfectamente inclinadas hacia el lado positivo. Entonces podemos pensar que efectivamente, el lobo acabará llegando y el cántaro se romperá.
Ahorremos. Protejámonos del lobo si no queremos que se acabe llevando por delante todo por lo que hemos trabajado.
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